miércoles, 6 de octubre de 2010

Construcción de la ruta 4 por la empresa S A O P I M

Este fue un antes y un después para Santo Domingo, aparte de lo que significaba tener acceso a una red amplia de rutas pavimentadas.
Personas de distintas nacionalidades convivían con nosotros, italianos de alto cargo en la empresa constructora, bolivianos, venezolanos, generalmente operarios de grandes maquinarias.
Máquinas que jamás habíamos visto, por su gran porte y sofisticación y la fuerza de esos motores extraordinarios.Gringos que no podían creer como caían como plumas,sus algarrobos,paraísos, eucaliptos centenarios, todos creían tener plantado el mejor y mas robusto árbol, pero al llegar esos monstruos poderosos derribaban como nada árboles e ilusiones.
Todos los empleados tenían muy buenos salarios, a raíz de eso aumentaron considerablemente los alquileres. Los lugareños amontonaban sus pertenencias y alquilaban el resto de su hogares y solucionaban algunos problemas económicos.Tal era así que se alquilaron salones de fiesta particulares y de clubes.

La fisonomía de nuestros tranquilos y tradicionales almacenes de ramos generales, tuvieron que adaptarse a los pedidos exigentes de los " nuevos consumidores" por nombrar sólo algunos productos ( salchichas, yogures, aceitunas rellenas, morrones en aceite. etc. ) cosas que ningún lugareño hubiese pedido en años.

Los italianos, buenos catadores del "buon vinn" y acostumbrados a beberlo no se resignaban a nuestros "Toro viejo", "Rugna", "Viejo viñedo", etc. y a pedido exclusivo de ellos aparecieron en Santo Domingo los vinos 3/4 .Otra cosa que también llegó a nuestro pueblo para satisfacer a estas personas fue el whisky.¿Miren es que circunstancias aparecieron estas bebidas alcohólicas por estos lares.

En muchos hogares las amas de casa, preparaban comidas y se convertían en pequeños comedores, ya sea en el pueblo o en la zona rural. Ni hablar de quien se dedicaba a lavar y planchar ropa. Fue una época de mucha prosperidad.

Los domingos y feriados, la gente se dirigía adonde se trabajaba y pasaban horas mirando esas fabulosas máquinas que no paraban ni de día ni de noche; solo para La Navidad.

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